Generalmente, un proceso de coaching te puede llevar a algún “lugar” donde difícilmente hubieras llegado solo. Actualmente el coaching se puede confundir con un taller, con sesiones de capacitación, mentoring, u otros. Lo que es importante saber, es que el coaching es un proceso, que implica una metodología establecida, para llegar a metas y objetivos específicos.
Esta es una profesión emergente que está trayendo excelentes resultados en diferentes ámbitos. Ejecutivos de diversas organizaciones ya lo están utilizando por su rapidez, profundidad y excelentes resultados. Las reflexiones a las que se llega en pocas sesiones son un tipo de “catalizador”, o “acelerador” del proceso. El coaching con caballos puede ser acompañado de coaching tradicional, dependiendo de los objetivos, la duración y los gustos del coachee. Actualmente existen ya investigaciones en el área de Aprendizaje Asistido con Equinos que involucran al coaching con caballos. En la tesis de Ramirez, J.A., 2013, Desarrollo de competencias emocionales utilizando el modelo de Aprendizaje Experiencial Asistido por Caballos, concluye: “…coinciden en la afirmación que lo aprendido durante las jornadas con caballos pudo ser trasladado y plasmado en sus puestos de trabajo con la finalidad de mejorar el desempeño, tanto a nivel individual como grupal” (118). Enumeraremos ciertos elementos que están involucrados en el coaching con caballos y que lo han llevado a ser tan efectivo. Cabe aclarar que existen otros factores involucrados, aquí se enumeran los que consideramos más importantes:
1. El lugar. Para empezar, el coaching con caballos requiere de un corral con caballos. Esto implica salir del ambiente en el que estamos a diario y trasladarnos a un lugar que seguramente será muy diferente a una oficina. Desde el trayecto, la llegada a un lugar poco frecuentado, y trabajar al aire libre, ya implica una dinámica totalmente diferente. Algunas personas refieren que con tan solo estar un poco alejados de la ciudad, determinar un tiempo para ellos, y estar cerca de la naturaleza, ya implica estar involucrados en un proceso de cambio.
2. El escenario. Un corral, con caballos en libertad y algunos elementos. Una compleja y exitosa mezcla. Esto es una gran diferencia con el coaching tradicional. El escenario que se genera de ésta combinación, está en constante movimiento, por lo que se puede crear, modificar, reestructurar, hacer, y deshacer, lo que a su vez nos permite: ampliar nuestras perspectivas, vivir, revivir, construir y reconstruir en un ambiente totalmente real. Un escenario así nos permite interactuar con otros seres vivos, generar lazos, y relaciones, permitiéndonos experimentar y explorar en un ambiente seguro emocionalmente. Los caballos no reaccionan como los humanos, lo que hace que las sesiones sean reales y sin las complejidades que tienen las relaciones humanas. Este tipo de escenarios, también nos permiten involucrar al tiempo: se puede plasmar el pasado, el presente, el futuro. El mismo minuto anterior y lo sucedido en cierto momento, un minuto después será parte del pasado, y puede aún modificarse en los siguientes minutos hacia el futuro. Nos permite ver hacia delante y hacia atrás de manera tangible, lo que hace que sean más manejables para el coachee. En la pista se puede recrear el pasado y crear el futuro. Esta parte es maravillosa, ya que al estar con caballos en libertad, inmediatamente entramos en el “aquí y el ahora”, aprendiendo a vivir y valorar el momento; esta combinación nos enriquece en gran manera, permitiendo modificar nuestras historias, y a la vez, vivir en el presente. Por ejemplo: en una pista o corral, un coachee puede tener representado con los caballos y/o elementos su presente, pasado y futuro, y tomar decisiones acerca de estos en el aquí y ahora. En una ocasión un coachee identificó que su pasado (un caballo que reaccionaba como su padre) lo tenía “atado”, y su futuro (el caballo que todo el tiempo se movía) lo llenaba de ansiedad, por lo que decidió interactuar con el presente (el caballo más cerca de él) y explorarlo más de cerca, cosa que siguió haciendo de ahí en adelante. Otro aspecto involucrado son los símbolos. Los símbolos son el lenguaje y la viva expresión del inconsciente, así como en los sueños. Una de las razones por la que es tan poderoso este modelo. Por medio de los símbolos y la relación entre ellos, podemos expresar cosas que a veces no podemos poner en palabras. Los caballos también comienzan a ser “símbolos”, en movimiento, interactuando con todos los diferentes espectros del escenario (elementos, lugar, otros caballos). De esta manera la resolución de paradigmas puede llegar a ser mucho más sencilla. Los símbolos nos permiten la expresión de lo inexpresable, así, lo intangible se hace tangible, y lo “imposible” se hace posible. Esto nos ayuda a organizar, configurar y reestructurar afuera de nosotros, lo que tenemos confuso adentro. Sencillo: es más fácil ver afuera lo que yo tengo dentro, que ver directamente hacia adentro. Por ejemplo: es muy común que para un coachee sea más sencillo ver la relación con su jefe en la interacción de dos caballos, que ponerlo en palabras.
3. Se actúa y se hacen cosas, en lugar de hablar. Si recordamos, es a través de la experiencia que hemos aprendido nuestras más grandes lecciones. En el coaching con caballos, lo que se generan son experiencias de aprendizaje. Estas pueden llegar a ser trascendentales y transformadoras, gracias a la presencia de los caballos, y lo que estos representan para nosotros. Entramos a este escenario con caballos en movimiento, donde ellos se pueden mover según su elección. Nosotros igualmente, entramos sin bocados, fustas, ni sillas. Entramos únicamente con nuestro lenguaje no verbal, curiosamente, el lenguaje que no nos permite mentir. Esto nos incita a actuar con lo que realmente traemos, tal cual lo exprese nuestro lenguaje no verbal. De igual manera, la información que entrará a nosotros como aprendizaje será de diversas maneras: a través de sensaciones, emociones, pensamientos, acciones, símbolos, metáforas, etc. Todas éstas pueden expresarse con el accionar, sin tener que ponerlas necesariamente en palabras. Esto permite un aprendizaje más profundo, ya que se utilizan varias partes del cerebro, lo que no sucede necesariamente en un aula. Un ejemplo: para un coachee que quiere trabajar la “no invasión” con sus compañeros de trabajo; invitarlo a interactuar con cada uno de los caballos y buscar la distancia “que considere la adecuada” con cada uno de ellos, será muy diferente a platicarlo. Hacerlo, siempre implicará más sentidos involucrados, más experimentación, y por lo tanto, un mayor aprendizaje.
4. La libre toma de decisiones y retroalimentación inmediata. La persona que atiende a la sesión, es libre de tomar sus propias decisiones, ya que éste es su espacio. Los caballos actuarán en consecuencia a todo lo que se les ubique alrededor. En este escenario se puede cambiar de opinión, se pueden intentar diferentes cosas, se puede arriesgar, se puede ser prudente, se puede intentar totalmente lo opuesto a lo que se intentó en un inicio, realmente este escenario nos permite un sin fin de oportunidades. Esto nos permite observar las consecuencias de nuestras decisiones y de nuestros actos de manera inmediata y en un lugar emocionalmente seguro, ya que si la persona desea cambiar sus elecciones, también lo harán los caballos, permitiendo obtener de estas elecciones grandes aprendizajes. Cuando un coachee se aproxima a algún caballo de manera “directa y rápida”, el caballo reaccionará de la misma manera. Si el coachee cambia su aproximación a una “con más tacto”, el caballo cambiará su reacción de manera inmediata. Aparentemente a veces puede ser más sencillo, para nosotros los humanos, entenderlo a través de un caballo.
5. La presencia de los caballos. Los caballos son el eje central del coaching con caballos. Ellos son los que le dan al escenario el principal ingrediente de la mezcla. Los caballos hacen que el escenario sea real, tangible, vivo. Lo que producen en nosotros los caballos, es similar a los grandes retos que encontramos en otros lugares. Es esa sensación de atracción con miedo a la vez, “me gustan pero me dan miedo”, es una frase muy común. El caballo es como un “reto perfecto”, ni tan difícil ni tan fácil para el ser humano, parecen llevar el grado óptimo de dificultad para un aprendizaje potente. Los caballos hacen cosas inimaginables, algunas tendrán explicación evidente y para explicarnos otras nos falta conocerlos aún más. Lo que si es evidente, es que siempre tiene algo que ver con lo que le está pasando al coachee. Aunque para el equipo de coaches/facilitadores en un inicio lo que sucede no tenga principio ni fin, al reflexionar acerca de lo que los caballos están haciendo…siempre hay una explicación. “Ellos saben, ellos siempre saben”, se escucha a menudo. Si, en nuestra experiencia esa ha sido la historia. ¡Es increíble como saben antes que nosotros! Como facilitadores tenemos el papel de explorar, de facilitar, para hacer evidente lo que los caballos ya saben, y que finalmente le dará al coachee, que será: justo lo que necesita y en la medida exacta. Un privilegio tenerlos a nuestro lado en las sesiones.